“¿Cómo estás?”Se lo preguntamos a todos, a ese amigo que no vemos hace mucho, a esa persona que recién conocemos, pero creo que muy pocas veces nos lo preguntamos a nosotros mismos.
Y bien…¿Cómo estoy?
Hace unos días me lo pregunté. La vida me ha tirado un par de bolas duras o “hard balls” como dicen en inglés, refiriéndome a un par de huracanes que me sacudieron el alma. Y es necesario, porque una vida sin sacudidas sería un poco aburrida.
No siempre se puede estar bien, y no es necesario que lo ocultes. Vivimos en una sociedad que nos ha aleccionado a que todo “no se nos note”. Que no se nos note la celulitis, ni la lonja, los brazos gordos, ni las ojeras o las pecas de la cara. Que a ellos no se les note que pueden ser débiles, por favor, qué falta de hombría. Que a ellas no se les note que son fuertes, capaces e independientes porque sino nadie les hará caso. Vos sabes, a las mujeres a las que los hombres no pueden ayudar se quedan solteronas.
Que no se te note la edad, ni que tienes más de 30. Y no digo que esté mal cuidarse pero empleamos tanto esfuerzo y energías en ocultar las cosas que olvidamos mostrar las que nos hacen felices y que son realmente atractivas para quien sea. Se nos olvida mostrarnos como somos y nos llenamos de filtros, que cuando vemos la realidad hasta nos sorprende. Nos olvidamos de mostrar que también podemos estar solos, y bien, porque no le debes explicaciones a nadie, porque en la soledad también se encuentra la buena compañía.
Es imperativo dejar salir nuestras emociones, porque sino nos atascamos, como caño de tubería que se obstruye de tanta basura. No podemos permitir que se nos coarte a expresar lo que realmente sentimos, porque la salud mental y espiritual es tan importante como la física. Y si tanto empeño ponemos en amar cada parte de nuestro cuerpo, lo mismo debe ser cuidando nuestros pensamientos y sentimientos.
¿Qué como estoy?
Bien, feliz conmigo. Feliz con mi cuerpo, feliz con lo que hago, feliz con quienes me rodean. No he de negar que en ocasiones me atribulan mis decisiones. Decisiones que son mi responsabilidad y que tengo que asumir como propias, sin culpar a nadie más. En ocasiones dejando ir y en otras luchando por lo que quiero. En momentos bien y en momentos mal, porque ya no quiero luchar porque “no se me note”. Quiero que se me NOTE TODO: que amo, que río, que lloro, que no soy de hierro.
No luches porque no se te note, lucha porque todos noten quien eres, que noten lo hermos@ que eres, que noten lo únic@ que sos en este mundo.
Que se note.
Gracias por leer,
Lí ❤